
Debilidad muscular en adultos: evaluación y diagnóstico diferencial
di Dr. Scott T. Larson, Dr. Jason Wilbur • septiembre 2021
Aunque la prevalencia de la debilidad muscular en la población general es incierta, se produce en aproximadamente el 5% de los adultos estadounidenses de 60 años o más. Determinar la causa de la debilidad muscular puede ser un reto. La verdadera debilidad muscular debe diferenciarse primero de la fatiga subjetiva o del deterioro motor relacionado con el dolor con una fuerza motora normal. La debilidad muscular debe ser calificada objetivamente utilizando una herramienta formal como la escala de pruebas musculares manuales del Consejo de Investigación Médica. El diagnóstico diferencial de la debilidad muscular verdadera es amplio, e incluye etiologías neurológicas, reumatológicas, endocrinas, genéticas – relacionadas con la medicación o las toxinas – e infecciosas. Un enfoque gradual para reducir este diagnóstico diferencial se basa en la historia clínica y la exploración física combinadas con el conocimiento de las posibles etiologías. La fragilidad y la sarcopenia son síndromes clínicos que se dan en las personas mayores y que pueden presentarse con debilidad generalizada. La debilidad asimétrica es más común en las afecciones neurológicas, mientras que el dolor es más común en las neuropatías o radiculopatías. La identificación de hallazgos anormales, como el signo de Chvostek, el reflejo de Babinski, la voz ronca y la atrofia muscular, reduce las posibilidades diagnósticas. También pueden ser útiles las pruebas de laboratorio, como las mediciones de electrolitos, de la hormona estimulante de la tiroides y de la creatina-quinasa. La resonancia magnética está indicada si existe la preocupación de que se produzcan afecciones neurológicas agudas, como un accidente cerebrovascular o un síndrome de cauda equina, y también puede guiar la biopsia muscular. La electromiografía está indicada cuando se consideran ciertos diagnósticos, como la esclerosis lateral amiotrófica, la miastenia gravis, la neuropatía y la radiculopatía, y también puede servir de guía para la biopsia. Si la etiología sigue sin estar clara, puede ser necesario consultar a un especialista o realizar una biopsia muscular para llegar a un diagnóstico.
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