Evaluación tras una primera convulsión en adultos

Las convulsiones son signos y síntomas transitorios de una actividad neuronal anormal, excesiva o sincrónica en el cerebro. Hasta el 10% de los adultos sufren una convulsión a lo largo de su vida, con una incidencia creciente en las personas mayores de 55 años. Un tercio de las personas tiene una convulsión recurrente en el plazo de un año desde una convulsión inicial no provocada. Las crisis sintomáticas agudas (provocadas) se repiten con menos frecuencia, en especial cuando se abordan los factores provocadores. Después de confirmar una probable convulsión, la evaluación se enfoca en la identificación de los factores provocadores, tales como un tumor, una alteración metabólica, una enfermedad infecciosa, un accidente cerebrovascular, una lesión cerebral traumática, medicamentos o aun el consumo de sustancias. Se debe realizar una resonancia magnética con un protocolo de epilepsia y una electroencefalografía tan pronto como sea posible. La punción lumbar es útil si se sospecha una infección intracraneal. El inicio inmediato de la medicación anticonvulsiva reduce la recurrencia de las crisis en un 35% en los dos primeros años. Las tasas de recurrencia entre los tres y los cinco años son similares entre los pacientes que inician la medicación anticonvulsiva inmediatamente después de la primera crisis y aquellos que no lo hacen. El restablecimiento de los privilegios de conducción varía según el estado. Después de una convulsión, deben abordarse las cuestiones de seguridad, como la necesidad de un compañero de seguridad cuando se bañe o nade y los riesgos de las escaleras y otros peligros.

(Am Fam Physician. 2022; 105(5):507-513. Copyright © 2022 American Academy of Family Physicians.)